Dos cantautores y un Premio Nobel: Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina brindaron durante su concierto en el Auditorio Nacional por Gabriel García Márquez con vino blanco.
"¿Dónde estas Gabo?" preguntó Serrat dirigiéndose a la butaquería. El público también lo buscó, primero en las filas de adelante, en medio y finalmente lo encontró en un palco de la primera sección del foro.
La ovación fue ruidosa. García Márquez se levantó, agitó los brazos en señal de agradecimiento mientras recibía aplausos y vivas. Parecía un ídolo del futbol o un político carismático ante una masa entregada.
Sabina dijo: "Queremos dedicarle esta canción a este hombre que está cargado de medallas pero que estoy seguro cambiaría la mitad de ellas por ser cantante de vallenatos". Serrat completó: "Pero antes que un hombre premiado, estamos agradecidos porque podemos decir que es nuestro amigo. Para él y para Mercedes (su esposa) va dedicado este brindis y esta canción".
Enseguida cantaron "Contigo" y así terminó el fugaz encuentro entre dos cantautores, un Premio Nobel y una masa de 10 mil personas entregada al delirio de admiración.
El acontecimiento sucedió a la mitad del concierto, el cual comenzó con un duelo de versos entre Serrat y Sabina y que terminó así: "Vamos a unir nuestros pulmones para que nuestros corazoncitos griten ¡Viva México cabrones!".
Sin problemas de egos ni vanidad, compartieron el escenario indistintamente para cantar a dueto canciones de ambos. Serrat cantó "Y sin embargo" de Sabina, y éste cantó "Fiesta" de Serrat.
Fueron dos horas y media en que disfrutaron tanto de las canciones en común como de una botella de vino blanco y una que otra broma pesada. Serrat dijo: "Por favor, quiero que le aplaudan mucho a Sabina porque eso le da vida. Aplaúdanle y ojalá que la Virgencita lo conserve siquiera hasta Navidad".
El concierto terminó con "Soledad" y "Para la Libertad".
Fuente. Julio Alejandro Quijano
El Universal.
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