domingo, 5 de agosto de 2007

DICE GLORIA TREVI QUE ES MADRE, SEX--SYMBOL Y QUE TAMBIEN ES DESMADRE

Su biografía es alucinógena. Su biografía apócrifa lo es aún más. Material de sobra para un peliculón 'trash'. Todo comenzó en 1968, año en que Gloria de los Angeles Treviño llegó al mundo, o eso se dice. Sus compañeros de pupitre y los profesores la eligieron Reina del Colegio; poco después Sergio Andrade, cazatalentos que se convertiría en su marido, la integró en un grupo de niños cantantes siniestramente llamado Boquitas Pintadas. "Más que una niña prodigio, fui un patito feo con trenzas, gafas y un poco llenita. Cuando mis papás se divorciaron me entraron muchos complejos, empecé a fabricarme un mundo interior para que no me lastimara el mundo exterior", confiesa Trevi en conversación telefónica.

Era previsible: ese mundo interior se transformó en canciones que, al cabo, se convirtieron en un oficio: el de cantautora atípica. "Si un chavo llora con una canción de la Trevi está llorando también con una canción con la que la Trevi lloró", proclama. Con esa fórmula, llegó el éxito en todo el mundo. Vendió más de ocho millones de discos y tuvo éxitos atómicos como 'Pelo suelto' o 'Un, dos, tres', especialmente populares en España. "Debo mucho a su país. Tengo toda la ilusión del mundo por volver y hacer realidad esa relación platónica que tenemos los españoles y yo... Ahora toca hacer el amor. Me los voy a comer y a dejar que me coman".

Así que todos firmes, que en octubre hay gira programada en España con parada en todo club gay que se precie. En México DF lo hizo en el Zócalo en la última celebración del Orgullo con miles de fans entregados al himno 'Todos me miran'. "Lo importante no es que sea un himno para el colectivo gay, sino que es una canción que le gusta a todo el mundo. Llego a un palenque, un lugar machista donde se hacen peleas de gallos lleno de rancheros con bigotazos disfrutando. Mi sueño es ése, romper barreras. Y yo represento a los oprimidos del mundo". Ese punto de mesianismo tiene justificación.

El infierno
Recordemos: Trevi bajó al infierno hace 10 años. Los padres de una corista, Karina Yapor, denunciaron a Trevi y Andrade de secuestro, violación y corrupción de menores. A su denuncia se unieron otros padres y la fiscalía mexicana acabó por echar el órdago: la pareja era sospechosa de asesinar a su propia hija, Ana Dalai. El asunto se convirtió en un negocio para muchos mientras Trevi y su marido desaparecían. La Interpol los cazó en Brasil y los mandó a la cárcel. "Fue muy dificil sobrevivir cinco años en prisión con tanta calumnia, con tanta difamación, con tanto amarillismo. Fue absurdo", resopla hoy Trevi.

"Fue muy dificil sobrevivir cinco años en prisión con tanta calumnia, con tanta difamación, con tanto amarillismo"

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Pero el 21 de septiembre de 2004, Javier Pineda, juez de Chihuahua, le dijo a la cantante y al mundo: "Se ordena su absoluta e inmediata libertad". Y la mexicana sonrió. "Supe que la promesa que Dios me había hecho se estaba cumpliendo. En un momento dado en la celda, muy desesperada, abrí la Biblia y leí Isaías 54, donde dice 'En un juicio nadie te va a vencer' y supe que Dios me estaba hablando a mí. Dios tocó el corazón del juez y no permitió más corrupción". En realidad, además de la intermediación divina, se impuso el sentido común. Nunca se demostró la relación de la artista con los hechos que se le atribuían.

Pero hay más. Trevi quedó embarazada entre rejas, según ella, tras ser violada por un trabajador. Pero una placenta congelada demostró que el padre de la criatura era Sergio Andrade, el gran villano de los medios sensacionalistas de América Latina. Y otra vez a la hoguera con Trevi. "No me considero una víctima, sino una superviviente. Con las experiencias fuertes de tu vida puedes hacer tres cosas: amargarte y querer venganza, o bien lamentarte y considerarte una víctima o, lo mejor, respirar hondo, considerar todo una experiencia y mirar hacia delante".

Y continúa: "Aprendí que no debo perder la confianza en el ser humano porque hubo gente muy buena que me apoyó. Y nunca hay que perder la confianza en el amor. En la cárcel conocí a mi novio, con el que me voy a casar, estamos superenamorados. La boda será de ensueño. Aprendí que los sentimientos hay que dárselos a quien los merezca. Si tú vas a amar a alguien, que se gane tu amor, no lo regales". Por ejemplo, sus fans, la llamada raza treviana. "No tengo fans, tengo amigos. Me decían que yo era su fuerza, que les ayudaba a luchar con sus problemas, y eso aumentaba mi compromiso. Me daba la fuerza para seguir adelante. Nos transmitíamos la fuerza".

Claro que también existe el lado oscuro. "Yo he demostrado quién soy con hechos, he ido aplastando las mentiras. Pero todavía hay gente hipócrita que mueve el pie debajo de la mesa cuando oyen mi música, aunque jamás lo reconozca. Gente que finge que jamás tiene malos pensamientos y que sólo hace el amor en la postura del misionero. Esa gente me ve, pero no escucha lo que digo. No entienden que mi música tiene mensajes morales muy positivos".

Ese ímpetu moral ha hecho que vuelva varias veces a la cárcel en la que estuvo encerrada y que visite otros centros con la Fundación Ana Dalai, dedicada a su hija fallecida a los 33 días de nacer. "Llevo regalos a hijos de reclusas e intento ayudarles en lo que puedo. Estos niños reciben un rechazo social. Son niños que están peor que si fuesen huérfanos". Afirma que lo sucedido con su hija fue muy doloroso. "Cuando me di cuenta de que estaba muerta caí en un estado de 'shock'. Otras personas se hicieron cargo de su cuerpo. Yo era incapaz. El suceso ha sido muy investigado y al parecer nunca me van a decir lo que pasó. Fue hace ocho años, pero nunca lo superaré".

¿Madonna?
Pero la vida sigue, también para la Madonna mexicana. "¿Madonna? Creo que nos comparan por la trascendencia social. Yo no tengo nada que ver. Madonna no hace nada que yo no pueda hacer; yo sí hago cosas que ella no ha hecho todavía". De modo que preguntar por la rivalidad con Thalía o Paulina Rubio no procede. "Mi aportación al mundo del espectáculo en México les dió muchos elementos a artistas que ahora los toman para sus shows"

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En sus conciertos sigue trepando y trepando por las torres de los escenarios. "Así lo haré siempre y cuando lo sienta seguro para el público. Lo que a mí me gusta es sentir el contacto con la gente. Quiero que los de abajo me vean, me subo en lo más alto que encuentro por ellos". Y una vez arriba, que se la vea bien claro. El 'look' de Trevi, con los años, se vuelve más haute couture. "Me gusta vestirme de forma que sea un espectáculo. Soy madre, soy 'sex-symbol', pero también soy un desmadre".

Hablando de la maternidad: "Vivo en American Airlines. Viajo mucho, pero donde están mis hijos está mi nido". Trevi aún acuna a Miguel Armando, su benjamín; Angel Gabriel, el nacido entre rejas, ya toca el violín. "Siento que he sido presa de todo, pero que me he logrado liberar de todo. A mí me han pasado muchas cosas en la vida, he tenido que aprender muchas con golpes, pero no me arrepiento de nada de lo que he vivido. Más me arrepiento de lo que no he hecho que de lo que he hecho. Y creo que tengo tiempo suficiente todavía para quitarme las frustraciones que me quedan".

Eso, si Dios quiere. "Soy católica. A Dios no le importa si llevo el pelo despeinado o si digo una cosa fuera de tono. Si me equivoco, Dios me juzgará; pero no me dejo juzgar por los seres humanos.

Fuente. elmundo.es

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